Capitulo 22 primera parte
El gran centro comunitario situado en el
centro de la gran fortaleza de magos blancos era un lugar en verdad único en el
mundo. La diversidad de mercados se pierde en el horizonte junto con un mar de
gente en constante movimiento. Allí uno puede hallar absolutamente cualquier
cosa que buscase.
Existe un mercado que no está a la vista. Al
que solo se accede si uno es invitado o habitué del mismo. En él se pueden
comprar todas las sustancias necesarias para la alquimia, las pociones y los
conjuros. Muchos de sus productos son por demás ilegales e incluso inestables
como para estar en un lugar con tanta gente transitando. Pero ¿por qué entonces
está ahí? , Muy simple. Es un mal necesario. Sus principales clientes son ni más
ni menos que los altos magos incluyendo a Melisea y su mismísimo padre. Hablar
de este mercado está prohibido, no respetar esto se condena con la muerte. Tan
variado y concurrido lugar esta atendido solo por una persona, su dueño, Un
antiguo marques de las zonas bajas, descendiente de familia noble. Marchesato
Di Saluzzo. Desde muy joven se convierto en uno de los traficantes más
influyentes de todo el imperio. ¿Traficante de qué? De lo que se pidiera. Su
capacidad para conseguir cosas no tiene límites. A tal punto, que 20 años atrás
había sido el único en poder satisfacer las necesidades del gran Mago Blanco.
Pocas personas en el mundo son capaces de conseguir huevos de Dragón en menos
de una semana. Pero aun menos quienes consiguen una madre dragón con sus
huevos, dispuesta a criarlos hasta que estos sean útiles. Y es que no a
cualquier mortal un dragón le debe favores. Desde ese entonces se lo “invito” a
que abriese la tienda en cuestión.
Hoy era un día más en su trabajo. De momento
no había clientes, Saluzzo completaba sus grandes listas de faltantes a la par
que las del stock. Sentado en una banqueta alta, aprovechaba la gran extensión
de mostrador para mantener en orden su labor diaria de completar los listados.
Todo el lugar se encontraba cubierto de repisas y estanterías atestadas de
frascos, animales disecados, pergaminos, antigüedades y demases. Solo una
pequeña ventanita en lo alto dejaba filtrar un vestigio de luz. Solo era
posible ver en ese lugar gracias a una araña de tres luces que colgaba por
encima del mostrador, la falta de mantenimiento había convertido la cera
derretida en un espectáculo de estalactitas que colgaban arrogantes por debajo
del hierro.
De pronto la concentración del Marques se vio
interrumpida. Un ruido sordo se escucho
por detrás. Dejando el lápiz, atino la oreja para convencerse de lo que había
escuchado. Nuevamente el sonido se hizo claro.
-Asique……Mira vos… Dijo hablando solo, Di
Saluzzo
Lentamente se dirigió hacia los adentros del
Mercado atravesando un pasillo de estanterías hasta doblar hacia la derecha en
una bifurcación. El mostrador quedo fuera de su vista. Unos pasos más y volvió
a doblar, esta vez hacia la izquierda, siempre rodeado de estanterías. De
pronto se detuvo y tranquilamente comenzó a retirar de la estantería a su
izquierda una serie de cajas. Su contenido era un misterio para el Marques. Su
sistema de clasificación se encargaba de saber ese tipo de cosas. Unos minutos
después las estanterías en lo ancho de un metro quedaron vacios. Tomando los estantes
de a uno a la vez dejo notar que en esa sección los pesados tablones estaban
cortados. Al retirarlos, la pared de ladrillos por detrás se hizo presente. El
Marques metió la mano en su bolsillo, y buscando arduamente logro dar con su
objetivo, al sacar su mano lo acompaño un pequeño frasquito de aspecto muy
antiguo, su tapa a rosca mostro rebeldía al tratar de abrirla hasta que
finalmente cedió. Metió su dedo índice izquierdo hasta el fondo y luego lo paso
por su palma derecha, Una sustancia viscosa y negra queda desparrama en su
mano. Con la mano abierta esparció sobre
la pared su contenido, dibujando brutamente un gran rectángulo en forma de
puerta. Al cabo de uno segundos la sustancia se filtro en la pared y dibujó un
segundo rectángulo perfecto el cual se
iluminó momentáneamente hasta que un corte en la pared se hizo notorio.
Entonces empujando el bloque hacia adentro vio ceder el gran trozo de pared
dentro de lo que ahora se dejaba ver, un
pasillo. Al entrar en el no pudo ver nada, la oscuridad reinante ahí
contrastaba demasiado con la luz de la tienda. Tardo unos segundos en adaptar
sus ojos, hasta que al fin pudo distinguir las formas.
-Pensé
que no estabas. Dijo una voz a unos pocos metros
-Es que a esta altura me tomo mis tiempos, le
contesto el marques en tono amigable.
-Bueno, no sé si es buen momento para andar
tomándose tiempos, contesto secamente la voz.
-¿Y ahora qué paso?
-Bueno, todavía no paso nada, pero se viene una
grande.
-¿Pongo el agua?
-Sí, me encantaría. Eh…No vine solo…..Respondió
la voz tímidamente.
3 pasos secos cortaron el silencio, de la
oscuridad emergió una forma, una silueta, una cara, un cuerpo y justo por
detrás, otra forma se moldeaba en persona.
-El es Cocciatan. Está en la orden. Pero bueno su rol es un poco más importante que eso…
-El es Cocciatan. Está en la orden. Pero bueno su rol es un poco más importante que eso…
-mmm…Que lujo el tuyo, no muchos se anteverían
a golpear esa puerta con un invitado. Bueno pero pasen así cierro.
-Te aseguro que no encontré otra forma. Si
hubiera podido hubiera evitado esto.
-Ya sé, cualquiera que tenga que recorrer este
túnel esta sin dudas usando su última opción. Pasen.
Marchesato levantó el pesado bloque de pared y
lo colocó nuevamente en su lugar, al instante las fisuras comenzaron a cerrarse
hasta quedar como estaba antes. Incluso
la suciedad volvió y alguna que otra tela de araña. A paso rápido se abría
camino entre las estanterías para alcanzar a sus invitados quienes tomando la
iniciativa se dirigían hacia el frente del local.
Ya casi llegando al mostrador pudo
alcanzarlos.
-¡Paso rápido traen!, Dijo Marchesato un tanto
agitado.
-¡Sí! Varios meses de caminata sin
interrupción te aceleran los pies. Dijo La Fiera Giuntex.
Una pava con forma de dragón hecha de
fundición silbó y largo vapor a través del hocico.
-¡Se me pasó el agua! Exclamó Marchesato.
Se acerco a un viejo barril lleno hasta el
borde de agua cristalina, saco un vaso con agua fresca y lo echo en la pava.
-Listonga, dijo en tono juguetón. Bueno cuéntenme
que anda pasando…
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-Es Majhari van a matarla, dijo Lazzolla.
-¿Qué? , ¿Cómo sabes? ¿De dónde sacaron eso?
Pregunté.
-Venimos de escuchar al capa blanca con su
hija, la quieren secuestrar para sacarle el poder. Dijo Lazzolla
-¿Qué poder? ¿A dónde está Majhari ahora?
-Está durmiendo. Está bien. Contesto
susurrando Lazzolla
-¿Entonces?
-Levántate
Lazzolla y Oliverien estaban en verdad
aterrados. Me levante aun sin poder abrir del todo los ojos y me vestí
torpemente. Oliverien hizo un gesto para que nos dirijamos al cuarto próximo.
Ya en él me contaron casi susurrando, los planes del Mago y su hija. Sentí un escalofrío
que recorría mi cuerpo mientras una sensación de desasosiego me inundaba.
Lazzolla me miraba inmutado pero tan asustado como yo. Oliverien no podía
evitar que sus nervios tomaran posesión de sus extremidades, las que percutían
una vieja mesa de roble.
Intentando poner mi cabeza en cero y buscando
la concentración dije: -Bien, analicemos los hechos y veamos adonde estamos
parados. ¿Ellos o alguien los vio mientras escuchaban todo esto?
-Sí, nos vio un montón de gente, pero no creo
que les haya sido relevante, dijo Lazzolla.
-Bien, entonces podríamos decir que aun no se
modifico nada mas aparte de nuestros planes. Contesté en tono analítico.
-Ahora bien, por lo que me dijeron, vamos a ir
para Tonga. Creo que está claro que tenemos que salir de acá y separarnos de
esta gente.
-Claro, dijo Tiago. Oliverien asintió con un
movimiento de su cabeza.
-Entonces el plan de ellos se alinea con los
nuestros al menos hasta la parte en que salimos de acá. ¿No?
-Sí.
-Entonces es cuestión de encontrar el momento
para hacer nuestra jugada. Dije en tono firme.
-Sí, ¿pero a dónde vamos? preguntó Lazzolla.
-Con lo que recuperamos del carro solo puedo
crear una distracción. Pero vi que la hija del mago lleva Redentil en el
cinturón. Si pudiéramos conseguirlo podría transportarnos a cualquier lugar.
Lazzolla me miro con cara de desconcierto
buscando respuesta a algo que lo intrigaba. Por desgracia lo mismo me pasaba a
mí.
-A ver… ¿y qué es Redentil? Le pregunté a
Oliverien en tono burlón, dejando a entender que él sabía de antemano que
desconocíamos acerca del Redentil.
-Es una mescla de minerales muy poderosa. No
sé bien la composición pero su color es inconfundible. Con él la brecha
temporal es muy prolongada y se puedo elegir el destino más fácil, explico Oli.
-Estoy seguro que en pleno viaje no faltará la
ocasión para usar estas manos traviesas. Les dije mientras jugaba con mis
manos.
-¿Y podes transportarnos a los 4? Preguntó
Lazzolla.
-Sí, estoy bastante seguro que si
-¿Bastante seguro? ¿No podes estar seguro del
todo?, Increpo Tiago.
-Bueno, ¿qué queres? Es lo que puedo.
-Y está muy bien, dije. Cortando el aire
tenso.
-Me parece que necesitamos tener una charla
con Majhari. Proseguí.
- Sí. Necesitamos saber que tanto sabe y
escucharlo de su propia boca. Además, está el tema de la Fiera. ¿Habrá podido
seguir el rastro? Dijo Lazzolla.
-Por la Fiera no me preocuparía, seguramente
no esté lejos. Con respecto a la charla con Majhari. Bueno. Es obvio que tenes
sentimientos por ella. Dije dirigiéndome a Tiago. Me parece que tendría que
hablar a solas con ella eh intentar escarbar lo más profundo posible. Presiento
que hay mucho por saber y que ella misma podría no estar consiente de todo. Tal
vez pueda leer entre líneas.
-Por mi está bien. Dijo Lazzolla
-Haga lo suyo doctor. Dijo Oliverien
Habiendo acabado la conversación. Mi mente
retomo las tareas habituales que preceden a despertarse. Resulto que sentía un
hambre moderado. Inmediatamente un aroma activo mi olfato y para mi sorpresa
descubrí que habíamos estado todo este tiempo en una cocina.
-Me
quede pensando en la fiera. Dijo Lazzolla
captando mi atención. Tengo la
sensación de que está muy cerca, Incluso
aquí dentro. Pienso que voy a dar algunas vueltas a ver si lo veo o tal vez el
me ve a mí. Sin dudas nos vendría bien encontrarlo.
-¿Por
dónde arrancamos? dijo Oliverien. Sumándose al plan de Tiago.
-¡Eso! Ustedes vayan, yo voy a hablar con
Majhari. Nos vemos más tarde. Dije mientras terminaba de avivar el fuego de una
vieja cocina económica y ponía una enorme pava con agua a calentar.
En
silencio salieron mis compañeros de la cocina sin saber que ruta tomarían. Me
tome unos minutos para preparar el escenario, enfoque mi mente y fui a por
Majhari. Me acerque sigilosamente a la puerta de su cuarto. Estaba abierta.
Tímidamente me asome y vi a Majhari recostada en su cama boca arriba
pensativa. Golpee delicadamente tres veces sobre el marco y dulcemente dije su
nombre. Ella solo movió su cabeza para encontrarme y pronuncio mi nombre en
invitación a que iniciara conversación.
-Puse el agua. Dije. ¿Queres tomar un té?
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