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Capítulo 7


Marconi se encontraba solo en lo que hoy se conoce como Almería, España. Sabía que necesitaba encontrar un barco de inmediato, el tiempo apremiaba y era menester llegar a la isla antes que Anarmel. Cargando su arco, el bolso con objetos varios, la daga en su pierna y algunos instrumentos de navegación en el cinturón se internó en el centro de Faerthont, una pequeña ciudad portuaria pero con gran fama de ser parada de piratas y capitanes caza recompensas. Pasó toda la tarde recorriendo tabernas, intentando encontrar un capitán que lo llevase a su destino, pero por más borrachos que estuvieran ninguno tomaba el trabajo, Arcaneras era un destino reservado para un loco con ansias de morir. Al caer el sol decidió darse un pequeño respiro para comer algo, hacia dos días que no comía mas que migajas de pan duro, había descendido a unos 200 Km. del poblado más cercano y ahora que tenía la oportunidad de probar bocado no dejaría que se esfumase. Entró entonces en una taberna de mala muerte y se sentó en una pequeña mesa dispuesta sobre una de las esquinas del salón donde no llegaba la luz, por lo que una penumbra lo envolvía y evitaba comentarios de curiosos indeseados. Un pequeño mozo que con certeza no pasaba el metro de alto se acerco y le dijo:

- ¿El caballero desea beber algo?

- En verdad quisiera comer algo, tienen Pizza?….

- ¿Qué?

- Me imaginaba, no importa, tráigame un guiso de arroz o algo similar.

- Como desee.

Dicho esto el pequeño hombre se retiró y Marconi se dedicó a contemplar el lugar en busca de algún capitán que tal vez quisiera aceptar la empresa que él se traía entre manos. Ya había pasado una hora y hacia unos 10 minutos que había comenzado a disfrutar su cena, en verdad era un estofado de primera calidad a excepción de esos pequeños moluscos que lo inquietaban ya que no podía descubrir qué eran. Mientras seguía concentrado en su comida fue vuelto a la realidad por una disputa que estaba ocurriendo al otro lado del salón. Un hombre robusto estaba siendo atacado por al menos otros 6 que parecían tener intenciones de matarlo a golpes, sin embargo unos momentos después entraron a la taberna 3 tipos armados con pistolas de manos y espadas e inmediatamente después abrieron fuego sobre los 6 agresores, 3 de ellos cayeron muertos por las balas en sus cabezas y los otros 3 murieron luego por las espadas. Cuando la revuelta terminó y el cantinero sacó los cadáveres con un ayudante, el hombre robusto tomó asiento en una gran mesa junto a los otros 3 que le habían salvado la vida. Marconi seguía muy de cerca la situación desde el otro lado de la habitación y concluyó que el hombre robusto era capitán y los otros 3 sus marinos. Una vez que terminó su cena decidió intentar hacer contacto con este supuesto capitán e incorporándose salio de las sombras y fue derecho hacia la mesa donde estaban estos tipos. Cuando estuvo frente a ellos los 4 se callaron de pronto y lo miraron, rápidamente Marconi hablo: - Permítanme presentarme, mi nombre es Marconi Di Marco, quisiera hacerle una propuesta de negocios, mi Capitán-dijo mientras miraba al hombre robusto.
- Pues ha dado con el hombre correcto, soy un gran negociante, tome asiento.
Los otros 3 se apretujaron en el banco único que rodeaba la mesa en forma de medialuna, Marconi se sentó en una punta y comenzó a decir: - Verá mi capitán, el tiempo para mí en este momento es un lujo que no puedo desperdiciar, tengo que llegar a mi destino lo más pronto posible y para eso necesito un barco, un capitán y una tripulación capaz de llevarme a pesar de las adversidades que esta travesía conlleva.
- Y dígame…. ¿cuál es su destino?
- Arcaneras.
- Entonces usted quiere morir, pues por lo que veo es un hombre inteligente y sabio, sabrá que es ese lugar.
- Si, lo sé, pero aun así debo llegar cuanto antes, y estoy dispuesto a pagar una suma por demás importante a quien logre dejarme en destino. Debe saber que esta cifra supera por mucho las riquezas con que algunos piratas sueñan tener en sus vidas.
- ¿Ah si? Dijo el capitán en tono incrédulo, ¿y de cuanto estamos hablando?
- 400 Doblones imperiales al llegar a la isla y 200 más al regresar.
- JAJAJAJAJA! Estallaron en risa los 4 hombres al escuchar a Di Marco pronunciar la cifra
En ese momento Marconi sacó una bolsa de cuero de un bolsillo interno de su saco y la puso sobre la mesa, luego le desató la soga y dejo ver su contenido. 400 doblones imperiales. Uno de los Marineros se vio tentado a meter su mano pero esta no llego ya que, estando a 40 cm. de la bolsa una daga corto el aire y unió la mano con la mesa acompañada de un grito de dolor.
- Se mira y no se toca, dijo Di Marco
- Veo que no bromea. Le diré ahora mi nombre, soy el capitán Sir Arthur Mandrágora y mi nave la “Brisa de verano” así como mi tripulación quedan ahora a sus servicios hasta que se cumpla el trayecto hasta la isla Arcaneras, ejecute lo que sea que tenga que hacer en un lugar como ese y vuelva a este puerto. Dígame entonces, ¿cuando desea partir?
- De inmediato.

1 Dichos:

Gracias por seguir escribiendo! me gusta!
beso
nos vemos pronto!

18 de septiembre de 2007, 16:03  

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