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Capitulo 11

Capitulo 11
Sobre el Rio de la Plata a unos 3000 metros de la costa argentina existe una pequeña isla no muy conocida, de echo, para nada conocida, en donde grandes murallas resguardan un interior tenebroso, se trata de la gran cárcel de Habanera, un complejo que cubre el total del terreno de la isla, unos 8450 m2. A diario, buques de todas partes del mundo atraviesan las instalaciones sin inmutarse de ellos, la isla entera esta impregnada de encantamientos mantenidos a diario por los magos blancos y es el pozo en donde toda la escoria del mundo se mantiene a raya. No era un lugar muy agradable. Daniel Santino lo sabía, solo que nunca había entendido tan bien como ahora lo extraño de aquella cárcel. En sus años de reportero había reporteado a convictos en casi todas las cárceles del país pero nunca había estado en una tan extraña como Habanera, todo lo relacionado con ese lugar había sido un suceso muy extraño en su vida.

Todo comenzó una tarde de rutina en su oficina, cuando mientras ordenaba legajos sonó el teléfono, era uno de sus contactos más secretos y fiables que tenia. El dato que recibió fue muy extraño pero al tratarse de tan confiable fuente decidió seguir hacia delante lo que significaba, como de costumbre con esta fuente, encontrarse en un callejón por la madrugada en busca de información. Luego de varios meses de seguir pistas, la investigación derivó en la búsqueda de una persona, una persona que al parecer tenía información acerca de una nueva tribu urbana que se estaría gestando en las calles, casi todo apuntaba a que esta tribu era por demás poderosa y capaz de destruir el sistema político del estado. No sería la primera vez que Santino debía reportear a un grupo de locos con delirios de grandeza, sin embargo esas notas se vendían bien y su jefe de redacción se regocijaba cuando teniía de esas en su escritorio. La noche pautada para la entrevista se dirigió al puerto donde debía encontrarse con los supuestos líderes del movimiento para revelar sus planes al mundo, pero eso no fue lo que ocurrió... Al llegar se encontró solo, extrañamente solo, nadie transitaba por esos lugares en los que ,normalmente, se podían ver parejitas paseando o al menos un vagabundo buscando un rincón para pasar la noche, nada. Decidió esperar y se sentó en un banco que daba de espalda a una gran dársena. Estuvo ahí al menos media hora y cuando ya casi vencía el aburrimiento algo extraño sucedió, justo en frente suyo había un paredón perteneciente a uno de los grandes edificios que antes serían fabricas, en ese paredón y a causa de la escasa luz, se formaba una gran sombra. Sucedió mientras miraba fijo ese lugar, una figura humana se materializó frente a sus ojos, y emergió de entre las sombras. Era un hombre de estatura muy alta, como 2,30 metros, y su huesudo cuerpo hacia que los harapos que vestía danzaran libremente con la suave brisa que soplaba. El hombre se dirigió de lleno hacia Santino y estando a solo 1 metro de distancia pregunto:
- Santino?
- Si.
- Daniel Santino?
- Si
- Ya no hay tiempo, tiempo no hay, solo debe escuchar, es cuestión de días, solo días, no llevara más que unos pocos, tal ves un poco mas, pero no más que unos días. Debe ir a verlo usted, debería visitarlo si usted podría, tal vez si quisiera, debería, podría visitarlo.
La cara de Daniel fue cambiando a medida que el hombre hablaba, la velocidad y tensión que tenían las palabras de ese hombre podían confundir a cualquiera, pero peor que eso, las palabras trasmitían terror.
- Usted debería, tome - dijo el extraño dándole una tarjeta a Santino.
- Tal vez pueda ir hoy o mejor mañana, tal vez mejor ir después para no levantar sospechas , o a lo mejor….. Ay no… -el hombre se interrumpió en forma cortante y su rostro dejó una expresión que Santino nunca olvidaría, una expresión de miedo que rápidamente desapareció, así como todo el hombre, que se desvaneció en el aire.
Santino decidió irse rápidamente del lugar con un dejo de pánico, al llegar a su departamento recordó la tarjeta que el extraño le había dado, sacándola del bolsillo prendió el velador para inspeccionarla, la tarjeta decía:

La Fiera Giuntex

Animamos tu fiesta, exorcismo, velorio, todo tipo de eventos.
También, destrucción fortuita de un color, y en verano no busques mas, las mejores mallas con suspensor están acá!!!!!!!!!!!


Telfax: 
E mail: Lafieritax@yahoo.com.fadortitumantelo
Habanera, dársena 4, medianoche, preguntar por ferry para ver al gran gran



La tarjeta dibujó una sonrisa en la cara de Santino, y con razón, era un delirio. Pero algo en ese papel no estaba bien, la dirección con instrucción no dejaba de darle vueltas en la cabeza, algo tenía esa tarjeta, no podía dejar de pensar en esa dirección y en el hombre que se había desvanecido frente a sus ojos.
Una semana después, Daniel decidió afrontar los hechos y visitar la extraña dirección que la tarjeta tenía impresa. Lo haría solo y nuevamente a la medianoche, había estado toda la semana pensando en ese papel y no había podido concentrarse en otra cosa, lo que le trajo algunos problemas con sus colegas en la redacción. Esa noche Santino tomó un taxi y fue directamente hacia la dársena 4, tal como indicaba la tarjeta que llevaba en el bolsillo del saco. Al llegar caminó un rato por la zona hasta que encontró un pequeño muelle que llevaba casi hasta al medio de la dársena. No vió ningún bote o barco lo que le extrañó, ya que en el acceso al muelle había dos hombres armados con ametralladoras y vestidos como militares camuflados, pero además, llevaban lentes negros. Santino se detuvo justo en frente de ellos y juntando coraje para dirigirse a tan imponentes figuras dijo:
-Vengo a ver al gran gran.
Los hombres se miraron y rápidamente uno le pregunto
- Y usted es?
- Soy el señor Santino, respondió suponiendo que era una buena respuesta.
Luego de unos segundos y, sin decir nada, el otro guardia dio un paso al costado y sacó una correita que se interponía en el paso hacia el muelle, Santino interpretó que debía avanzar ahora, por lo que se puso en marcha internándose en la dársena. Ya llegando al final del muelle se topó con una puerta dispuesta en medio del lugar. Fácilmente podría haberla pasado por un costado ya que no había paredes ni nada que lo impidiese, sin embargo algo lo llevó a abrir la puerta, cuando lo hizo se descubrió frente a un gran ferry que se encontraba amarrado en la punta del muelle y que por lo que parecía se disponía a partir. Un hombre que estaba al lado de la escalera de abordaje le hizo señas para que se apurara y Daniel largo a correr, en eso el hombre dio el grito de:
- Todos a bordo!
El viaje no fue tan largo, no más de dos horas. Santino se sentía muy asustado a bordo de esa nave, los pasajeros no parecían para nada normales y en verdad prefirió recluirse en un rincón del casco al aire libre, esperando que la embarcación llegara a destino.
No había transcurrido la segunda hora cuando el Ferry hizo sonar su sirena advirtiendo así su pronto arribo, entonces Santino se incorporó y llamado por la curiosidad se aproximó al barral de estribor para ver su destino, entonces se sorprendió, frente a él se alzaban las grandes muralla de Habanera. El ferry amarró su gran casco a un muelle en estado deplorable y rápidamente todo el mundo empezó a descender, Santino descendió entre el medio de la muchedumbre, para intentar no llamar demasiado la atención, al estar en tierra siguió al grupo que se acercaba cada vez más la gran muralla y a un gran portón custodiado fuertemente por al menos 50 hombres como los de la dársena 4.
Al llegar al portón un hombre le preguntó
- Razón del arribo?
- Vengo a ver al gran gran
- Si, eso ya lo sabemos amigo, recluso?
La mente de Santino procesaba a una velocidad increíble, sin saber que decir dijo..
- Ehhh, La fiera Giuntex?
- Disculpe, como dijo?
- Vengo a ver a la Fiera Giuntex
- Está usted seguro?
Viendo que su respuesta era acertada Daniel se avalentono y dijo: por supuesto que estoy seguro, no me haga perder mi tiempo
- Bien, como desee, diciendo esto el guardia sacó una especie de sello del bolsillo y le pegó en la frente a Santino, quien creyó perder el conocimiento por unos momentos, cuando volvió a ver con normalidad notó que ya no estaba en frente del portón, sino que ahora se encontraba frente a una puerta altamente brindada custodiada por dos guardias, también noto que su ropa y sus pertenencias ya no estaban, ahora vestía una camisola y unos pantalones muy sueltos que casi se le caían, toda su vestimenta era blanca. Uno de los guardias lo miro fijamente un rato y dijo:
- No es mi intención importunarlo, pero está usted seguro de lo que hace?
- Si.
Instantáneamente después de contestar, Santino volvió a sentir esa sensación de pérdida de conocimiento y al volver en sí se encontró en un cuarto en penumbras y vacio, al estudiar un poco su entorno descubrió una puerta blindada y comprendió que estaba del otro lado, dedujo que no estaba solo y comenzó a mirar en todas las direcciones. Una voz cortó el aire,
- Bienvenido a mi humilde morada, espero no haya sido importunado en su trayecto hasta aquí, si así pudiese acudiría a mis modales como anfitrión y lo invitaría a tomar asiento, tal vez incluso una copa, pero verá usted, mi condición me incapacita a tales cortesías
- Quién es usted? Dónde esta? Qué quiere de mi?
- Mis disculpas, no es mi intención asustarlo, verá, tengo muchos nombres….
Mientras decía eso la voz se atribuyó a una silueta que salió de entre las sombras, portaba una gran capa que cubría todo su cuerpo y una capucha que hacía imposible ver algún rasgo, si es que la figura tenía cara.
- Sepa que mis intenciones son puramente buenas para con usted.
- Pero quién es usted?
- Soy la Fiera Giuntex……….

1 Dichos:

hola san... cuando el proximo capitulo?
... cuando te veo??? veni algun diaaaaaa


un beso grande

te quierooo

magali

17 de abril de 2008, 12:40  

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