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Capítulo 2



-Bitácora de los exiliados
____________________________________________6 de mayo de 2047

La operación fue un éxito según dicen los doctores, aunque para mí el no sentir nada me hace diferir con ellos. Sin embargo ahora puedo valerme por mi mismo sin depender de nadie, tal y como fue toda mi vida.
Ahora que puedo sostener el vaso, brindo, brindo por el futuro de la humanidad.

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Cuando desperté lo hice gracias al horrible sabor de la arena en mi boca mezclada con el salitre que se acumula en las costas. Me incorpore rápidamente aunque trastabillé y volví adonde había empezado, luego de un rato sentí que ya me encontraba listo para hacer algo por mi vida y volví a intentarlo, esta vez tuve éxito. Ya viendo el panorama desde 1.85 m de altura entendí lo grave de la situación, a mi alrededor había restos del Sumenage y entre ellos estaban los sobrevivientes contados con los dedos, la suma ascendía ahora a 7, 8 incluyéndome.
Uno a uno fueron despertando y ayudándonos logramos llegar hasta el final de la playa donde el sol no nos pegaba directamente. Entendí rápidamente que todos esperaban mis ordenes por lo que decidí ponerme en acción. Ordené a 3 de ellos que buscaran provisiones en los restos de la nave y en los alrededores mientras que los otros 4 debían encontrar mis equipos, de eso dependerían nuestras vidas. Mientras tanto comencé a examinar la zona, sabía que pronto nos descubrirían y cuando eso sucediera debíamos estar listos.
Al caer el sol el equipo de supervivencia regreso de la jungla con dos conejos (o eso parecían) que sumados al barril de agua dulce encontrado entre los restos, nos dieron una cena bien merecida. Unas horas antes los 4 marinos habían regresado victoriosos con mis pertenencias. En verdad nunca me las había quitado, pero luego de aferrarme a la mesa que me salvo la vida, debí de atar los bultos a un lado pues me pesarían.
Debo admitir que hasta la medianoche sentí una leve esperanza de que lograríamos tener éxito sin ser detectados. Claro que al despertarme abruptamente debido a los gritos de dolor y ver como el sereno había sido empernado por una lanza mis ideas de gloria se evaporaron en el aire. Un dardo de cerbatana silbó en el aire y fue a dar a la yugular de uno de los marinos que intentaba incorporarse mientras que otros dos eran brutalmente acribillados cuando desenvainaban sus espadas; aunque lo hubiese intentado no habría podido siquiera incorporarme ya que antes de darme cuenta tenia una lanza en mi cuello. Unos momentos después aparecieron de entre los matorrales unos 15 nativos vestidos con armaduras hechas de cañas y cuero, algunos portaban lanzas largas, otros cerbatanas y arcos pero todos tenían un tatuaje en la frente que llamo mucho mi atención.
Luego de que los nativos terminaran de revisar todas nuestras pertenencias nos obligaron a formar una fila y nos pusieron un tronco en los hombros lo sufientemente largo para los 4, luego nos ataron las cabezas al tronco y por último nuestros pies entre sí.
Marchamos a paso rápido por mas de 4 horas entre pantanos y selva hasta llegar a lo que parecía una ciudad en ruinas, ya estaba amaneciendo y pude ver como los rayos del sol iluminaban la punta de una gran torre erigida en el centro de la ciudad, supe entonces que ese era mi objetivo. Luego de guiarnos hasta la base de esta torre, nos obligaron a ponernos de rodillas, entonces una gran puerta se abrió ante nosotros y por detrás de ella avistamos una silueta envuelta en pieles que caminaba hacia nosotros en forma arrogante. Se detuvo a unos 10 pasos de nuestra posición y comenzó a discutir con uno de nuestros captores, que aparentaba ser el capitán o algo por estilo, 30 segundos después el capitán se dio vuelta y puso sus manos sobre el muro, en ese momento el hombre de las pieles saco de entre sus ropas una vara y comenzó a azotarlo, así estuvo al menos unos 10 minutos y solo se detuvo cuando el capitán cayo desplomado al piso completamente bañado en su sangre. Cuando el supuesto mandamás perdió interés en el castigo nos dedicó una mirada que me costó un varazo en la cabeza, supongo que por mirarlo. Llamó a unos de los guardias y le habló en voz baja por lo que no lo pude oír, luego dio media vuelta y se marchó al interior de la torre, cerrándose la gran puerta detrás de él.
El guardia que había sido instruido nos hizo poner de pie y una vez mas comenzamos a marchar, mientras nos alejábamos pude ver como el capitán escoltado por 5 guardias se colocaba un nudo de ahorque en el cuello, este nudo estaba en una soga que colgaba en un árbol. El capitán subió a una tabla, tensó la soga y se tiró a la muerte, antes de que terminara de morir los guardias emprendían la vuelta a sus quehaceres. En cuanto a nosotros, fuimos llevados hasta lo que parecía el centro urbano de la ciudad, ya era media mañana y había gente por todas partes, pero algo destacaba entre el tumulto y era una serie de hoyos en el suelo que tenían una reja echa con cañas, los hoyos parecían ataúdes debido a sus medidas, pero entendí enseguida que serian nuestras celdas. Uno de los guardias quitó una especie de seguro y subió la reja de caña, acto seguido uno de los marinos fue liberado del tronco y arrojado dentro de la celda. Así repitieron la secuencia hasta que estuvimos todos a 40 centímetro bajo tierra en lo que seria nuestro mundo durante interminables semanas…..

2 Dichos:

yo no quiero ser jodido ni nada pero me resuena en a caveza la preguna: como era que lazzolla sabía de antemandos que había gente en la isla? era un marino adelantado a su época?.

otra, por qué la ciudad estaba en ruinas si había nativos viviendo en ella? o eran ocupas salidos de fuerte apache?

4 de abril de 2007, 14:27  

je, je, je !

que comentario mas marconi di marco...=P

8 de abril de 2007, 16:53  

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