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Capitulo 19

La nieve en el camino lo hacía invisible, la caravana avanzaba sin amparo ante las fuerzas de la naturaleza, la nevisca por demás fina sumado al viento huracanado castigaba sin piedad a los viajantes. El contingente liderado por B13G proseguía su marcha hacia el imperio de los Magos Blancos. Hacia más de dos meses que estaban en marcha, el viaje hasta ese momento había sido bastante tranquilo. Lazzolla, Marconi, Oliverien y Majhari se mantenían siempre juntos, cabalgando justo por detrás del Paladín. La caravana avanzaba a paso firme en la retaguardia. Ya habían pasado 10 horas cabalgando, sin embargo B13G no daba tregua a los maltrechos compañeros, su misión era llegar a tiempo y los plazos debían cumplirse para tal objetivo.
Al caer la tarde el grupo llego a una especie de lago seco, sin embargo. La nieve cubría totalmente su extensión, por lo que nadie percibió la naturaleza del mismo. Al cruzarlo por el medio la agresividad de la tormenta se hizo sentir del todo, sin resguardo ahora el golpe del viento con nieve se sentía aún más doloroso. Al final del descampado un bosque nacía súbitamente. El grupo se apresuró en cruzar la llanura y buscar el refugio de la forestación. Una vez en la arboleda, la oscuridad del atardecer se intensifico ante la cúpula verde.
-Este tipo es un animal, le dijo Lazzolla a sus compañeros.
-¿te cansaste? Pregunto Oliverien en tono burlón
-Bueno no, pero los caballos no van a aguantar mucho más este ritmo
-No seas flojo, le dijo Marconi a Tiago
-Uh bueno, no dije nada, contesto secamente
Una risa inundo a Marconi y Oliverien, a los pocos segundos Lazzolla también se sonrió. Se conocían demasiado.
Majhari intentaba dormir en plena cabalgata, pero los embates del viento la despertaban continuamente. Se sentía enferma. Estos viajes no eran propios de su gente, no estaba acostumbrada, su cuerpo estaba muy cansado, varias veces casi cae de su caballo. Sus compañeros lo sabían, pero no podían hacer mucho, al fin y al cabo eran prisioneros, aunque su objetivo era llegar con los Magos Blancos por lo que el viaje gratis con provisiones y seguridad eran más que perfectos. Ya entrada la noche el grupo pudo sentir por primera vez en el día, esperanzas de descansar, cuando una posada apareció tras una curva, en la oscuridad casi total del bosque, las luces de la posada se tornaron cálidas, como las del hogar al volver de una larga jornada. B13G casi parecía seguir de largo al adelantarse, pero en realidad se disponía a entrar por los establos, conocía muy bien el lugar.
Finalmente desmontados, el Paladín guio a sus prisioneros hacia el interior de la posada. La posada era ni más ni menos que un colosal árbol ahuecadado en su base, en donde fácilmente cabía todo el edificio. Las paredes echas de madera se fusionaban con la corteza, en lo alta se veía la copa del árbol a más 50 metros por encima. El edificio tenía 4 pisos de altura, repleto de ventanas por las que se podía ver una cantidad de habitaciones. En la planta baja, una gran taberna con un salón lleno de mesas era la gran atracción, al menos 30 personas estaban bebiendo en la sala, sin embargo aún quedaba mucho lugar. El grupo se acomodó en una mesa mientras B13G se acercó a la barra, en donde una mujer de mediana edad atendía enérgicamente a los clientes.

-Hermana, dijo el Paladín
-¿Cómo andas?, dijo Chocha
-Estoy bien
-¿y esos quiénes son?
-Prisioneros, pero no son peligrosos.
-¿Traés ladrones a mi casa?
-No son ladrones, los Magos Blancos los requieren.
-Tampoco me gustan los Magos Blancos.
-No hubiese venido pero el temporal es muy fuerte, la mujer no está bien. Es sólo esta noche.
-Ellos tienen un cuarto, vos podés usar el tuyo, tu gente al granero.
Chocha dejo de hacer lo que estaba haciendo y se dirigió a la mesa en donde el grupo descansaba.
-Hola, ¿qué quieren comer?
Los cuatro se miraron sorprendidos, estaban tan cansados que habían olvidado cuanta hambre tenían.
-Lamentablemente no tenemos dinero, le respondió Marconi
-No se preocupen por eso, el paladín invita
-En ese caso quiero carne, dijo Lazzolla
-mmm, ¡qué bueno! Acoto Oli
-Sí, carne sí, dijo Majhari
-Carne para todos entonces, concluyo cortésmente Marconi
El cansancio mantenía al grupo en silencio, al cabo de un rato llego la cena tan merecida. Una gran fuente rebalsaba de carne asada. Grandes porrones de cerveza aparecieron tras la carne, aunque Lazzolla sólo tomo agua.
-Esta parece ser la posada que dijo Tulex, dijo Tiago
-Sí, y por lo que estuve notando, la dueña tiene un lazo con B13G, indicó Marconi
-Se parecen, dijo Majhari
-De todas formas, aunque el viaje es duro vamos directo a destino, hablo Oliverien
-Pero no me vendría mal tener algunos de mis cuchillos, y vos algunos de tus polvos. La Daga, Marconi ¿te vendría bien, no?
-Sí claro, Una pena no poder tener mi arco, pero al menos la daga seria de ayuda. De todas maneras no creo que convenga escapar en este momento, estoy seguro que nuestro encuentro con los Magos Blancos será beneficioso. Aunque recuperar parte de nuestro armamento es una seguridad. Dijo Marconi.
-Me pregunto si B13G está al tanto de nuestra relación con Tulex, al parecer no sospecha nada pero aun así no termino de fiarme de él, comento Lazzolla
-Yo no creo que sepa, es más, diría que ni se lo imagina. Tulex a hecho muy bien su parte. Dijo Oliverien.
En ese momento Chocha se acercaba a la mesa con dos grandes fuentes repletas de carne. El grupo comió hasta más no poder. Al rato la mujer volvió a aparecer con dos grandes jarras de cerveza.
-Yo no tomo alcohol, ¿podría tomar agua?, Le dijo cortésmente Lazzolla
_JAJAJAJAJA,¿ pero qué sos? Un nenito…¿El nenito quiere agüita?
Tiago la miro sin inmutarse, secamente le contesto:
-Sí, por favor, quisiera tomar agua.
Chocha se alejó riendo entre dientes, Los demás no hicieron ningún tipo de comentario al respecto.
Una vez la caterva término la cena, B13G se acercó a la mesa
-Hora de dormir, síganme.
El grupo lo siguió sin oponerse. El Paladín los dirigió hacia una escalera que los condujo al primer piso del edificio. Una vez allí los guio por un largo pasillo repleto de puertas, se detuvo en frente de una, la abrió y le hizo señas de que entrara. Cuando todos estaban dentro, el Paladín dijo:
-Bien, Mañana partiremos temprano, les aconsejo que descanses ya que la jornada será muy dura.
Sin más cerró la puerta y la tranco bajo llave. Los cuatro se quedaron en silencio un momento, en parte por no tener nada para decir y en parte por haber comido tanto.
Finalmente Lazzolla rompió el silencio mientras se aproximaba a la única ventana que tenía el cuarto.
-Creo que por acá podría bajar sin problemas. Supongo que lo mejor es que vaya solo, para no alertar a los guardias digo.
-Me parece bien, le contesto Di Marco
-Asegúrate de traerme todos los polvos, es lo que más nos va a hacer falta si pasa algo, le dijo Oliverien.
-Sí, no te preocupes, Polvos, cuchillos, daga.
-Tiago, no se te ocurra traer tu sable, Le dijo Marconi en tono paternal
-No no, ya se……Bueno mejor me ayudan a bajar.
Marconi se acercó a la ventana y comenzó a examinarla. Rápidamente cambio la búsqueda y se puso a caminar por el cuarto. Finalmente se detuvo y levanto del piso una pequeña pieza de acero, posiblemente usada en una antigua cortina que ya no adornaba el cuarto.
-Esto va a servir, dijo, acompañando su dicho con una cara de victoria
Se dirigió nuevamente hacia la ventana, mientras lo hacía modifico muy hábilmente la forma de la pieza con sus manos sin siquiera mirar. Al llegar a la abertura, tomo su herramienta improvisada y la introdujo en el cerrojo que impedía abrir la salida. No más de 5 segundos después, la cerradura sonó indicando que Di Marco lo había conseguido. Lazzolla entreabrió suavemente la hoja de la ventana e inspecciono la zona con total cuidado de no ser visto.
Un guardia daba vueltas a toda la posada, afortunadamente a paso lento. El grupo estudio los movimientos del hombre durante dos de sus vueltas, a la tercera Tiago entro en acción. Una vez el vigía estuvo fuera de vista, Lazzolla se escabullo por la ventana, trepando hábilmente sin hacer ruido. Una vez afuera la corteza del inmenso árbol facilito la tarea, con bastante facilidad llego a tierra. Ya a nivel, se apuró a tomar cobertura detrás de un refugio para leña muy cercano a la posada. La oscuridad de la noche, ayudaba mucho. Desde su posición Lazzolla pudo ver a Tulex a escasos 30 m, que aguardaba al amparo de la noche entre los caballos dentro del establo. Casi había partido hacia allí cuando una duda lo invadió.

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